sábado, 2 de agosto de 2014

Reconquistando Flandes. Viaje a Bélgica (II): La mejor cerveza del mundo y Gante


Hoy empieza la cosa de cervezas. No soy ningún entendido (ni mucho menos), pero os voy a contar un poco sobre lo que me parecen las cervezas que vamos probando. La Gordon Red de ayer no era belga, pero fue la primera cerveza que me bebí en Bélgica, así que cuenta :) Era una lager con bastante fuerza y un color rojo muy bonito. No era muy aromática, pero sí bastante refrescante y fácil de beber.

La cerveza de hoy supone un salto cualitativo: vamos al monasterio de San Sixto de Westvleteren (pronunciado algo así como Festulitren), donde preparan la cerveza Westvleteren XII, la mejor cerveza del mundo. Entre otras cosas...



Pues así es. La historia puede contarse larga, pero la versión corta es: 
  • Hay muy pocas abadías trapenses en el mundo.
  • 6 están en Bélgica.
  • 1, San Sixto de Westvleteren, produce la calificada como mejor cerveza del mundo: Westvleteren XII. También producen la versión Blonde y la versión 8. También hacen queso y paté.
  • Sus monjes son tan así ("hacemos cerveza para vivir, no vivimos para hacer cerveza"), que no permiten la comercialización de sus cervezas: sólo puedes comprar Westvleteren en su abadía o en el café que está al lado de la abadía (In de Vedre), al doble de precio.
  • Y he aquí la gracia del asunto: si quieres comprarles la cerveza a los monjes, tienes que llamarles por teléfono (sí, por teléfono) a la abadía y encargarles, como mucho, dos cajas de cervezas por persona. Además, debes prometerles que no las vas a revender, sino que son para consumo personal.
  • En otro caso, debes ir al café y beber las cervezas allí, o comprarlas en la tienda. También con un máximo de 2 cajas de 6 por persona.


Por lo que sé, se pueden comprar de estraperlo en algunas tiendas de otras ciudades a precios bastante locos. Lo más gracioso del asunto es que la mejor cerveza del mundo no es muy cara. Una blonde en la abadía sale a 1,30€ la botella, y en la tienda a unos 2,60€. La mejor cerveza del mundo, la XII, sale en la tienda a 5,5€ la botella, y a unos 2,75€ en la abadía.  Lo cual no está nada mal. Resulta que los monjes producen exactamente lo que necesitan para vivir su vida monacal. Lo cual le da un aura bastante mística a esta estupenda cerveza.


La historia está en que nos plantamos allí (1h 30min de coche desde Bruselas, con Brusseling incluido), y sólo pudimos comprar en la tienda una caja de Blonde (la producción es muy limitada). No obstante, nos sentamos a comer en el café y degustamos la mejor cerveza del mundo :D Es una cerveza muy oscura, con mucho cuerpo y mucho alcohol. Sorprendentemente, es algo dulce y muy suave en el paladar, por lo que no cuesta beberla en ningún momento (poco a poco). El aroma, como se dice en mi tierra, alimenta. La espuma no desaparece jamás.


Para acompañar nos tomamos unos sándwiches con queso de la abadía (rico pero nada del otro jueves, queso tierno de vaca gouda-style), y unas tostas con paté de la abadía  (tampoco estaban mal). Pero la joya de la tarde la puso el helado que elaboran en el café con cerveza Westvleteren. Cremoso como un buen gelato y con un sabor profundo y dulce.


Total, que ya nos hemos bebido la mejor cerveza del mundo, así que nos vamos a ver Gante. Gante pilla a mitad de camino (más o menos) entre Bruselas y Westvleteren. Tuvimos la mala suerte de ir el día después de que acabaran las fiestas de verano de Gante :( Esto implica que no había party-all-night-long y que la ciudad tenía mierda hasta en el cielo de la boca. Además, el centro estaba lleno de obreros desmontando todo el tinglado que habían levantado para que belgas y turistas se mamaran en amor y compañía por media Gante. Cosas que pasan.


La ciudad es bonita, no nos vamos a poner tiquismiquis. Pero, dada la coyuntura en la que nos la encontramos y, vista en perspectiva con otras cosas que contaremos más adelante, sale perdiendo en comparación con otras ciudades. 




Este puerto en la ciudad, salvando las distancias (y la porquería), nos recordó bastante a Nyhavn en Copenhague.



Volvimos a casa para cenar y descansar. Antes de ello, hicimos recuento de lo aprovisionado en un Carrefour a las afueras de Gante, parte de lo cual se puede ver en esta foto. La cosa va de rojo, oigan! Belgas...





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