Vacaciones!!!
Como le hemos cogido gustico a esto de las islas, este año hemos venido directamente a Santorini, a tomarnos una semanita de tocarnos los pies. El vuelo hasta aquí se ha hecho bastante cómodo, aún a pesar de la escala obligada en Atenas de una hora. A priori Aegean airlines nos daba bastante mala espina como compañía, pensábamos que sería la Ryanair del mar Egeo. Sin embargo, los vuelos han sido muy agradables, con almuerzo y peli incluídos, y los asientos eran cómodos, lo que quiere decir que me cabían las piernas sin tener que poner las rodillas a la altura de la barbilla.
Llegamos sobre las 19:00 a Santorini, hora local. En una hora ya habíamos alquilado el coche, llenado el tanque de gasolina (1,803 €/litro de sin plomo 95, por el amor de Zeus!!!! A este paso rescatamos Grecia nosotros solos, Papandreu) y nos estábamos instalando en el hotel.
Papandreu agradecido por nuestra contribución económica.
El coche es un Chevrolet Kalos con un motor de tres CV y medio, que te pide que metas quinta para pasar de 60 km/h. Con suerte gastará poca gasolina. El hotel es precioso, muy pequeñito, con aire familiar. La habitación está muy cuidada y tenemos aire acondicionado (uno de los bienes más preciados por aquí) y tele griega. Los dueños del hotel tienen un perro muy majete al que hemos optado por llamar Joroña. A ver si podemos sacarle alguna fotillo y la colgamos. En breve bajaremos a probar nuestro primer desayuno griego y procederemos a realizar un completo playa-piscina-almuerzo-siesta.
La playa de Kamari, que es la localidad donde nos alojamos, está a 30 metros del hotel. Anoche paseamos por su paseo marítimo, lleno de tiendas y restaurantes. El paseo es muy distinto a cualquier otro que hayamos visto antes. Es completamente peatonal; la acera que linda con la playa está repleta de terrazas de restaurantes y en la acera opuesta están dichos restaurantes y demás comercios. Aunque todo es descaradamente turístico, no hay un sólo edificio de más de 3 plantas, ni McDonalds, ni burriquín.
En el restaurante donde nos sentamos cenamos Gyros, un plato típico de aquí compuesto por tiras de cerdo especiadas a la parrilla, patatas, cebolla, pan de pita y tzatziki (salsiqui para los amigos). De entrante nos sirvieron una cosa de nombre extraño que era el equivalente del alioli. Todo estupendo.
Gyros, que de verdad se escribe así: γυρος
Después de cenar nos tomamos unos cócteles muy ricos en un bar del paseo, con música en directo de un paisano que tocaba versiones de canciones rock él solico con su guitarra. Muy divertido! Por cierto, la comida y las copas tienen un precio bastante asequible: todo por 30€ los dos.
El griego guitarrero montándoselo él solito.
Y para el hotel a descansar. Que mañana será otro día y conoceremos Kamari a la luz del sol. Besos y abrazos!!! αύριο
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