Nos despertamos en Gandía con tó la caló, y echamos a andar pal norte. Vaya pasta. 60 y pico euros de peajes y 50 de diésel nos separan de Aix, un pueblo 28 ms. al norte de Marsella (donde los jabones).
Nos instalamos en el camping de Aix y nos dirigimos a pasar la tarde en Marsella. Marsella es un poco timo. La ciudad es muy grande pero no está cuidada. Tanto el puerto deportivo como el marítimo son gigantes (ocupan más de media ciudad), pero muy sucios. Además, la ciudad está en proceso de reformas ya que es candidata a nosequé 2013 y se han puesto a construir casas a lo Gallardón.
Lo más bonito es la iglesia de Notre Damme en lo alto de un risco que domina la ciudad. Un marsellés muy majete nos ha indicado en un correcto español de Bolivia que visitemos Cinqueterre. A la vuelta al camping y tras perdernos un poco hemos tenido problemas para entrar al camping porque la entrada estaba cortadapor una ambulancia y tres autocaravanas. No sabemos qué ha pasado.
Llueve y estamos pal arrastre tras 900 kms. y una visita fugaz. ¡A dormir!
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